Expresión Escrita

Expresión escrita

La expresión escrita es una de las denominadas destrezas lingüísticas, la que se refiere a la producción del lenguaje escrito. La expresión escrita se sirve primordialmente del lenguaje verbal, pero contiene también elementos no verbales, tales como mapas, gráficos, fórmulas matemáticas, etc. Una de las funciones de la lengua escrita es dejar constancia de hechos que han ocurrido, p. ej., la historia de un pueblo; o bien no olvidar hechos que van a ocurrir, p. ej., el cumpleaños de un amigo.
Para las comunidades de cazadores y recolectores basta con la lengua oral. Por el contrario, con la práctica de la agricul­tu­ra, nacen una serie de fenómenos —el aumento de la población, la división del trabajo, el comercio de artículos, la aparición del concepto herencia, etc.— que propician la gestación de la lengua escrita. Ciertamente, los primeros usos de la lengua escrita corresponden a facturas, recibos, listados de contribuyentes, inventarios de propiedades, leyes, registros astronómicos y calendarios. Poste­riormente, también recurren a la lengua escrita la literatura, la religión y la oratoria.
A pesar de las diferencias entre unas y otras lenguas, a lo largo de los siglos se han ido desarrollando unas tendencias, en cierta medida, universales en el ámbito de la puntuación, tales como la separación de palabras mediante espacios en blanco, la utilización del punto o de los signos de interrogación y de admiración para separar y caracterizar frases, etc.
Mientras que en la expresión oral se acepta la diversi­dad, p. ej., la dialectal, en la expresión escrita se tiende a la unificación, e incluso a una regulación estricta con normas, que emanan de los textos litera­rios, religiosos, administrativos, etc., y que se refuerzan a través de la enseñanza. Generalmente, en la lengua escrita se pierde información relativa a determinados recursos prosódicos, paralingüísticos, cinéticos, etc. empleados en la comunicación: el ritmo, las pausas, la entonación, la intensidad y el timbre de voz, los gestos, las expresiones faciales, etc.
Para el desarrollo de la expresión escrita, tanto en la L1 como en una LE, es tan importante —para algunos expertos, incluso más importante—leer como escribi­r. En efecto, a través de las lecturas adecuadas, el aprendiente recibe un aducto rico en modelos, debidamen­te contextualiza­dos, sobre las múltiples facetas de esta destreza: organización del texto, recursos de coherencia y cohesión, estilo, registro, léxico, estructuras gramaticales, etc.
En el proceso de composición escrita, se pueden establecer las siguientes etapas:
  1. análisis de la situación de comunicación (conocimientos sobre el tema, destinatario del texto, propósito del mismo, etc.);
  2. producción de ideas;
  3. organización de las ideas, p. ej., en un esquema;
  4. búsqueda de información;
  5. redacción de un borrador;
  6. revisión, reestructuración y corrección;
  7. redacción definitiva;
  8. últimos retoques.

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